Cerca de 50 participantes de 20 países durante tres días se reunieron en Montevideo para asistir al seminario internacional “Objeción de Conciencia y Aborto, estrategias para afrontar sus efectos”, organizado por Mujer y Salud en Uruguay (MYSU) y la International Women’s Health Coalition (IWHC).
Del 1 al 3 de agosto Montevideo fue sede de una reunión histórica que por primera vez congregó a expertos en legislación, profesionales de la salud, académicos y activistas de países de África, Europa y las Américas con el propósito de ahondar sobre estrategias jurídicas, éticas, sanitarias y políticas para mitigar los efectos adversos de la objeción de conciencia sobre el derecho a la salud de las mujeres.
Tras los días de discusión y debate, surgió un posicionamiento consensuado por las personas que participaron del encuentro (pulse aquí para leer el posicionamiento en español / click here to read the Statement in English).
Uruguay fue el país anfitrión del encuentro debido a que se ha identificado que la objeción de conciencia es la principal barrera para que las mujeres en este país accedan a la prestación de la interrupción voluntaria del embarazo en el marco de la ley.
En este sentido, los resultados del monitoreo del Observatorio Nacional en Género y Salud Sexual y Reproductiva de MYSU muestran que algunos de los departamentos del país superan el 60% de objetores de conciencia. Los casos más graves son en Mercedes, Young y Castillos, que tienen un 100% de objetores de conciencia. Esto obliga a las mujeres de esas localidades a trasladarse a otros puntos del departamento para que se les brinde el servicio. Muchas veces, incluso, tienen que desplazarse a Montevideo, viajando 400 o 500 kilómetros para recibir atención (para conocer más detalles sobre el informe, pulse aquí).
La realidad uruguaya, sin embargo, no es ajena al resto de los países: en Ghana, por ejemplo, se constató que hay un 97% de objetores en las instituciones de salud, en Italia, el 70% de los ginecólogos son objetores de conciencia. En otros países también se registran altos porcentajes de objetores, pero sin datos exactos debido a las dificultades para la investigación.