Campaña 28 de mayo
Día de Acción Global por la Salud de las Mujeres
La vida, la salud y la autonomía de las mujeres bajo ataque

Esta fecha, históricamente dedicada a visibilizar las desigualdades estructurales que afectan la salud integral de las mujeres en su diversidad, nos convoca hoy más que nunca a la acción colectiva y la resistencia feminista. Observamos con alarma una regresión sistemática de derechos impulsada por una avanzada fundamentalista que se infiltra en nuestras instituciones democráticas, socava las conquistas históricas de los movimientos de mujeres y pone en riesgo la vida, la autonomía y la dignidad de millones.
Esta ofensiva conservadora no es un fenómeno aislado: forma parte de una avalancha de ultraconservadurismo transnacional que se manifiesta en discursos de odio, políticas regresivas y retrocesos legislativos que atacan directamente los derechos sexuales y reproductivos.
A esta coyuntura crítica se suma la profunda crisis del multilateralismo, que debilita la cooperación internacional y limita la capacidad de respuesta frente a las múltiples formas de violencia y exclusión que enfrentamos. El recorte presupuestal a agencias clave de las Naciones Unidas, como el Fondo de Población (UNFPA), representa una amenaza directa a los programas que garantizan el acceso a servicios esenciales para la salud sexual y reproductiva de mujeres, diversidades, adolescentes y niñas, especialmente en contextos de mayor vulnerabilidad.
Asistimos cada día al cierre y el sistemático desfinanciamiento de organizaciones feministas y de mujeres que, durante décadas, han sostenido el tejido comunitario, impulsado la garantía de políticas públicas y garantizado la atención en salud donde el Estado ha estado ausente. Este vaciamiento financiero es también una estrategia política que busca acallar voces críticas y debilitar los pilares de nuestras democracias.
Estamos ante una emergencia regional y global que amenaza directamente nuestras vidas. Esta avanzada no es casual ni espontánea: responde a una estrategia internacional de restauración del orden patriarcal, colonial y capitalista, que busca expulsarnos de los espacios públicos, reducirnos al silencio, y controlar nuestros cuerpos y decisiones. Asistimos al cierre de espacios esenciales para la promoción y defensa de nuestros derechos.
Nos enfrentamos a un ataque de los sectores ultraconservadores que legitiman el odio, persiguen a defensoras de derechos humanos, criminalizan el aborto, censuran la educación sexual y clausuran espacios de participación política. Las organizaciones feministas y de mujeres están siendo sistemáticamente desfinanciadas, asfixiadas y criminalizadas.
El retroceso en los derechos de las mujeres no es un efecto colateral: es un objetivo político. La salud de las mujeres no puede seguir siendo tratada como un tema marginal, ni sujeta a los vaivenes ideológicos de gobiernos o actores internacionales. Es un derecho humano fundamental y su vulneración constituye una forma de violencia institucional.
Hoy más que nunca, frente a este escenario de regresión, alzamos nuestra historia como bandera y nuestra organización como trinchera. La salud de las mujeres no es una concesión. Es un derecho humano que no admitirá retrocesos.
Llamamos a la resistencia global, a la articulación de movimientos feministas, sociales y populares para frenar esta embestida y reconstruir un horizonte de justicia, igualdad y derechos. Exigimos voluntad política, financiamiento sostenido, y el pleno reconocimiento de nuestras voces como actoras políticas centrales.
Exigimos a los Estados y organismos internacionales que dejen de mirar hacia otro lado, que cesen la complicidad pasiva, que garanticen el financiamiento urgente y sostenido de políticas públicas y organizaciones feministas.
En este contexto crítico, reafirmamos el legado histórico de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLAC), que desde su fundación en plena dictadura en el Cono Sur ha sido un bastión en la defensa de la salud integral y los derechos sexuales y reproductivos. Fundada cuando disentir era delito, la RSMLAC ha sobrevivido a la Ley Mordaza de los gobiernos republicanos, a la pandemia global que expuso la precariedad estructural de nuestros sistemas de salud, y a la constante crisis de financiamiento que busca erosionar la organización autónoma de las mujeres. Desde todos los rincones de la región, juntas decimos:
¡Recortar nuestros derechos es violencia! ¡La salud y la dignidad de las mujeres en una urgencia política!