Autor: Luis Alemañy
Puntualizaciones al Dr. Lacalle (Carta abierta enviada a la Dirección de la Revista Semanario Búsqueda y publicada el 2 de setiembre de 2010)
Sr. Director de la Revista Semanal “Búsqueda” Si bien después de más de treinta años de militancia en el Partido Nacional -iniciada en el exilio gracias a Wilson-, tomé la decisión de suspender mi actividad política antes de las últimas elecciones internas, previendo el descenso de calidad de la política al que asistimos en el 2009, recientes afirmaciones realizadas por el Dr. Luis Alberto Lacalle me obligan a efectuar algunas puntualizaciones.
En una entrevista que le efectuara el pasado lunes 23 de agosto el Sr. Emiliano Cotelo en la radio El Espectador, el Dr. Lacalle hizo referencia a un documento fundamental de dicha colectividad política, en cuya elaboración el suscrito tuviera activa participación.
En la extensa entrevista realizada, se registró el siguiente diálogo entre el Dr. Lacalle y el periodista Emiliano Cotelo:
“LAL-…además hay diversas opiniones en muchos temas, el nuestro es un partido de gente libre y democrática, no hay un pensamiento oficial impuesto ni hay voluntad de imponerlo.
EC – A propósito de esto último fue que intervino el diputado José Carlos Cardoso, de su propio sector, del Herrerismo, quien reclamó que en el partido debía haber espacio para posiciones diferentes en algunos temas muy sensibles. Hizo hincapié en esto y mencionó algunos de esos temas: aborto, matrimonio homosexual, ley de Caducidad, etcétera. ¿Qué dice usted? ¿Cómo observa este punto?
LAL – En materia de aborto no hay latitud, porque el programa de principios, ratificado hace poco tiempo por el PN, sostiene que hay vida desde la concepción, de acuerdo con la legislación nacional y con el Tratado de Derechos Humanos de San José de Costa Rica. Así que en esa materia, por supuesto que se puede opinar, pero el partido tiene posición formada.
En lo otro puede plantearse lo que se quiera, el día de mañana se verá si el partido acepta esa diversidad o procura encontrar un camino de conciliación entre las posiciones. Pero en materia de aborto no.” A no ser que ese “programa de principios” sea de circulación reservada, la actual “Declaración de Principios del Partido Nacional”, que comenzara a ser elaborada y discutida en el año 2001, siendo definitivamente aprobada en octubre de 2006, no incluye la referencia aludida por el Dr. Lacalle. La misma puede ser consultada en el sitio web oficial del Partido Nacional (https://www.partidonacional.com.uy/cgi-bin/DeclaracionPrincipios.asp).
Por lo tanto, resulta lamentable que la principal autoridad actual del Partido Nacional, recuerde que su partido cuenta con una Declaración de Principios, solamente para invocar definiciones que en ella no existen, intentando transformar a su histórica colectividad en un partido confesional más. Desconociendo, a la misma vez, que las definiciones ideológicas estampadas en el máximo documento que puede tener un partido político, están formuladas de tal manera que, en su sustancia, pueden ser suscritas por más del noventa por ciento de nuestros compatriotas, pertenecientes a los más diversos credos religioso e ideologías razonables y democráticas.
Usted sabe, Sr. Director, cuál es mi posición sobre el tema del aborto, pues ha tenido la deferencia de publicar mi opinión sobre el veto presidencial a la ley que despenalizara la interrupción de embarazos, en la edición del 27 de noviembre del año 2008. Allí expresé: “La penalización de la interrupción voluntaria del embarazo, es una rémora de las concepciones del Estado confesional, previas a las ideas de Kant (1724-1804) que consagraran la mayoría de edad de las personas, anunciando que en la naciente modernidad ellas pensarían y actuarían por sí mismas. Es una norma que pertenece a la comunidad arcaica, en la que la persona es una mera pieza de un organismo en manos de un poder omnímodo, como lo fueran en Occidente las que antecedieran a la sociedad moderna de los individuos singulares en libre relación entre ellos. Es una penalización que atenta contra las libertades civiles de los individuos, entrometiendo al Estado en el reducto más privado de sus vidas.”
Asuntos como el del sí o el no a la despenalización de la interrupción de los embarazos son asuntos de conciencia, porque son decisiones que pertenecen a la órbita más estrictamente privada de las vidas de las personas, en los que no debe inmiscuirse el Estado y, mucho menos aún, un partido político que desde su fundación aspira a contemplar, en sus propuestas estratégicas, al más amplio conjunto de sus connacionales.
En la Declaración de Principios, el Partido Nacional asume las definiciones del liberalismo igualitario, con todo lo que ello conlleva, terminando con las falsas oposiciones entre libertad e igualdad que tanto nos dividieran en las últimas cuatro décadas, así como a la mayor parte de la humanidad durante casi todo el siglo XX.
Se trata de un marco conceptual que abreva directamente en las más ricas tradiciones de las ideas de libertad, justicia social y humanismo de nuestros mejores pensadores y estadistas, nacidas en los campamentos artiguistas y magníficamente formuladas aquí, por primera vez, en las Instrucciones del año 1813.
Sin otro particular y agradeciendo su amabilidad, lo saluda Luis Alemañy