A partir de la sentencia en el caso «Roe contra Wade» (22 enero 1973), el aborto es legal en Estados Unidos. El Tribunal Superior -con voto dividido- consideró que las leyes que prohibían el aborto iban en contra del derecho constitucional a la privacidad (libre opción), por lo que no se trata de una despenalización como en la mayoría de las legislaciones europeas, sino de un derecho constitucional inviolable amparado en la Primera Enmienda.
Con el correr de los años, no obstante, a esta postura liberal se la ha ¡do encorsetan-do de diferentes maneras, diferenciándose entre quienes apoyan este fallo -los «pro-opción»-y los que se oponen, vinculados al amplio movimiento religioso del país que se autodenominan «pro-vida».
En algunos estados, se exige el consentimiento paterno y/o materno cuando la embarazada es menor de edad, o pedir consejo de un especialista acompañado de un período de reflexión previo a la decisión de abortar; también se ha recortado la financiación pública en no pocos estados del país, acompañado de una hostilización cada vez mayor hacia los servicios sanitarios que practican los abortos. El doctor George Ti11er, asesinado en Wichita, Kansas, a manos de un fanático religioso en mayo de este año, engrosa una lista que cada vez se hace más numerosa.
El movimiento pro-vida ha avanzado con fuerza durante las presidencias de George Bush, El 22 de enero fue denominado «día nacional de la santidad de la vida humana» y en 2002 se aprobó una ley que amplia los márgenes de objeción de conciencia de médicos, seguros e instituciones sanitarias. La misma permite que los hospitales se nieguen a realizar abortos y las compañías de seguros a pagarlos sin que pierdan la financiación federal, aunque estén obligados a realizarlos por imperativo legal. En 2003 se aprobó una ley que prohíbe la práctica de un método quirúrgico conocido como «aborto de gestación avanzada», donde se condena a penas de hasta 2 años de cárcel a los médicos que lo realicen.
La oposición a la reforma de la salud del presidente Barack Obama -un «pro-opción» declarado- exhibe claramente más de un frente de ataque.
Fuente: La República de las mujeres